Con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se celebra cada 2 de abril, es crucial abordar las numerosas falsedades que durante años han contribuido a la estigmatización de las personas con esta condición. El Trastorno del Espectro Autista (TEA) ha sido frecuentemente malinterpretado en la cultura popular, generando estereotipos y prejuicios que afectan negativamente la percepción social de quienes lo presentan.
A continuación, examinamos seis mitos comunes sobre el autismo, con la valiosa perspectiva de personas con TEA, familiares y especialistas que conocen de primera mano esta realidad.
1. El autismo no es una enfermedad y no tiene cura
Contrario a la creencia popular, el autismo no es una enfermedad que pueda "curarse" con tratamiento. "El autismo no es una enfermedad, sino una condición del neurodesarrollo que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral", explica María Verde Cagiao, psicóloga de la Confederación Autismo.
Meli Martínez, directora técnica de Gatea Atención Global, aclara que este trastorno no se "contagia" ni se "adquiere", sino que es una condición con la que se nace y que acompaña a la persona durante toda su vida. "Las manifestaciones centrales del autismo no se pueden hacer desaparecer con ningún tipo de tratamiento", señala Guillermo Benito Ruiz, neuropsicólogo especializado.
2. El autismo no solo se presenta en la infancia
Aunque los síntomas suelen manifestarse tempranamente, muchas personas reciben diagnósticos tardíos. Víctor Campos, por ejemplo, fue diagnosticado inesperadamente a los 34 años. Según Guillermo Benito Ruiz, "en España la media de edad a la que se hace el diagnóstico es a los cinco años", aunque muchas personas llegan a la edad adulta sin un diagnóstico apropiado.
Este fenómeno es especialmente común "en las mujeres, cuyas características pueden pasar desapercibidas o ser interpretadas de forma errónea, por ejemplo, como timidez extrema, ansiedad o trastornos del estado de ánimo", señala Martínez. También ocurre con "personas con autismo de nivel 1 (antes llamado Asperger), que tienen lenguaje fluido, pero dificultades en la interacción social".
3. Es falso que las personas autistas prefieran estar aisladas
José Luis Sancho Senín, persona con autismo, lo desmiente categóricamente: "No queremos permanecer aislados, algunas personas tienen dificultades con los ruidos fuertes y los grupos grandes, pero a otras les gusta estar con personas, aunque haya muchos estímulos".
Meli Martínez explica que "muchos niños, adolescentes y adultos con TEA expresan sentimientos de soledad, frustración o tristeza por no lograr tener relaciones sociales con los demás como les gustaría". La psicóloga María Verde Cagiao enfatiza que frecuentemente "es el entorno el que no les facilita esa participación, porque no se adapta a sus necesidades y características".
4. Las personas con autismo sí se comunican
"Algunos autistas, como yo, nos comunicamos con lenguaje verbal y otras personas que no hablan se comunican de otra manera, con pictogramas, comunicadores y con signos", explica José Luis Sancho Senín.
María Verde Cagiao señala que "hay personas en el espectro que tienen habilidades lingüísticas fluidas y otras que necesitan recurrir a Sistemas aumentativos y/o alternativos de comunicación (SAAC)". Víctor Campos, también con TEA, reconoce que les "cuesta entender las ironías o los dobles sentidos", mientras que Silvia Iglesias, madre de un adulto con autismo, explica que algunas "conductas disruptivas o autoagresivas" pueden ser intentos de comunicación.
5. Tener autismo no implica ser una persona agresiva
"Decir que las personas con autismo tienen conductas agresivas es un estereotipo que no refleja la realidad. La agresividad no forma parte del diagnóstico de autismo", afirma María Verde Cagiao. Los comportamientos que pueden interpretarse como agresivos suelen ser "una forma de expresar malestar, frustración o ansiedad, no una intención de hacer daño".
José Luis Sancho Senín explica que a veces estas conductas son "la manera en que algunas personas comunican su molestia o enfado por algo que les ha desregulado y que no pueden expresar de otra forma". Javier Nieto, joven con autismo, añade que las personas con esta condición regulan sus emociones "de forma distinta a la población general" y "no actúan de forma agresiva con mala fe".
6. El autismo no conlleva necesariamente discapacidad intelectual ni habilidades especiales
"El autismo y la capacidad intelectual son cuestiones independientes", explica Guillermo Benito Ruiz. "Aunque la tasa de discapacidad intelectual en el autismo es más alta que en la población general, las personas autistas pueden tener una inteligencia normal o superior".
Respecto a las supuestas "habilidades especiales", Cristina Herencia de la Fundación ConecTEA aclara que solo "un pequeño porcentaje (aproximadamente del 1% al 10%) muestran lo que se conoce como habilidades especiales o savantismo". Meli Martínez añade que "muchas veces, lo que se interpreta como 'don' es en realidad el resultado de una gran dedicación, repetición y concentración, características muy comunes en el autismo".
La comprensión adecuada del autismo es fundamental para crear una sociedad más inclusiva. Como señalan los expertos y las propias personas con TEA, el primer paso para la inclusión es derribar los mitos y prejuicios que han dificultado históricamente su plena participación social. En este Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, el llamado es a informarse correctamente y contribuir a un entorno que respete la neurodiversidad como parte de la riqueza humana.