El desastre ocurrido en la discoteca Jet Set de República Dominicana, con más de un centenar de víctimas mortales, ha sumido en el dolor a numerosas familias, dejando a muchos niños y adolescentes enfrentando la pérdida inesperada de padres, hermanos o seres queridos.
Para quienes tienen la responsabilidad de acompañar a estos menores en su proceso de duelo, los especialistas en salud mental infantil ofrecen pautas adaptadas a cada etapa evolutiva:
Bebés y niños pequeños: el lenguaje del contacto
Los más pequeños captan el ambiente emocional aunque no entiendan las palabras. Con ellos resulta esencial:
- Mantener el contacto físico cálido y reconfortante
- Preservar sus rutinas de alimentación y sueño
- Expresar las propias emociones con naturalidad pero sin desbordes
"Si observan llanto persistente, alteraciones graves del sueño o regresiones que se prolongan más de un mes, es recomendable buscar ayuda profesional", advierten los expertos.
Edad preescolar: entre la magia y la realidad
Para niños de 3 a 6 años, que suelen ver la muerte como algo temporal:
- Explicar con palabras sencillas pero reales, evitando frases como "se fue de viaje" que pueden generar falsas expectativas
- Utilizar dibujos o cuentos adaptados que aborden el tema
- Aceptar con naturalidad preguntas repetitivas, pues forman parte de su proceso de comprensión
Niños escolares: buscando respuestas
Entre los 6 y 9 años ya entienden la irreversibilidad de la muerte pero necesitan explicaciones:
- Responder a sus preguntas con honestidad, sin exceso de detalles
- Permitirles participar en rituales de despedida si lo desean, explicándoles previamente qué ocurrirá
- Normalizar reacciones como miedos específicos o dificultades de concentración en la escuela
Preadolescentes: el dolor que fluctúa
Con preadolescentes, cuya comprensión ya es similar a la adulta:
- Respetar sus momentos de aparente desconexión del dolor
- Facilitar el contacto con sus amigos, que son su principal red de apoyo
- Estar disponibles sin forzar conversaciones, siguiendo su ritmo
Los profesionales coinciden en que, independientemente de la edad, lo más importante no es encontrar las palabras perfectas sino ofrecer una presencia constante y auténtica que transmita seguridad en medio del caos emocional que supone una pérdida traumática.
"El duelo infantil no es un proceso lineal", explican. "Puede manifestarse como irritabilidad, problemas escolares o incluso síntomas físicos. Lo esencial es acompañar sin expectativas rígidas sobre cómo deberían sentirse o comportarse".