Un bombardeo estadounidense contra el puerto petrolero de Ras Isa en Yemen ha causado 80 muertes y 171 heridos, según confirmó el Ministerio de Salud controlado por Ansar Alá (hutíes). Este ataque, dirigido contra infraestructuras estratégicas, se ha convertido en la operación más letal desde que Estados Unidos inició sus acciones militares contra Yemen bajo la actual administración.
Las víctimas fueron principalmente trabajadores portuarios, lo que ha intensificado las críticas sobre el impacto humanitario de estas operaciones. El Comando Central de Estados Unidos (Centcom) justificó el bombardeo como una medida para interrumpir los "ingresos ilegales" que, según Washington, financian las actividades de los hutíes en la región.
Esta ofensiva se enmarca en la intensificación de ataques estadounidenses contra posiciones hutíes desde el 15 de marzo, con el objetivo declarado de frenar sus operaciones en el mar Rojo y el golfo de Adén. Sin embargo, las autoridades yemeníes argumentan que el verdadero propósito es debilitar su capacidad de resistencia.
El líder hutí Abdulmalik al Huti ha declarado que estos ataques solo fortalecen su determinación, mientras Irán ha calificado los bombardeos como "crímenes de guerra", vinculándolos al apoyo estadounidense a Israel en el conflicto de Gaza.
Fuentes locales han denunciado tácticas controvertidas durante la operación, incluido un presunto "doble ataque" que habría alcanzado a equipos de rescate. Aunque la condena internacional a estas acciones aumenta por posibles violaciones al derecho internacional, los representantes hutíes han manifestado que mantendrán tanto su resistencia como su apoyo a quienes consideran pueblos vulnerables.