Mientras en otros países de la región el arroz encarece por sequías o especulación, República Dominicana respira aliviada. La Federación Nacional de Productores de Arroz (Fenarroz) asegura que el precio del cereal se mantiene estable, con la libra entre RD$29 y RD$40 en supermercados, e incluso "más baja que en 2023″. La clave, según Marcelo Reyes Jorge, presidente de Fenarroz, está en la robustez de una producción nacional que este año alcanzó 14 millones de quintales, suficiente para abastecer la demanda de un país que consume 127 libras per cápita anuales.
¿Juego de intereses o mito inflacionario?
Reyes Jorge desliza que ciertos comerciantes podrían estar usando el Decreto 693-24 —que permite importar 23 mil toneladas— como excusa para presionar precios. "Verifiquen: el arroz básico no ha subido. Algunos buscan sacar ventaja del contingente importado", advierte, mientras el Ministerio de Agricultura detalla un inventario de 5.3 millones de quintales listos para molienda.
Cifras que sostienen la calma:
- 14 provincias productoras: Duarte, La Vega y Sánchez Ramírez lideran una red de 30 mil agricultores que siembran 1.3 millones de tareas anuales.
- Impacto económico: El sector genera RD$45 mil millones al año, equivalente al 1.5% del PIB dominicano.
- Abastecimiento asegurado: La cosecha 2024 superó los 14 millones de quintales, cubriendo un consumo mensual récord de 1.5 millones.
El escudo legal: Decreto 693-24
Firmado por Luis Abinader en diciembre de 2024, este decreto —respaldado por la Ley de Seguridad Alimentaria— actúa como "muro contra el dumping internacional", protegiendo a los productores locales de arroz subsidiado que llega de Asia o EE.UU. "No es proteccionismo, es justicia para quien trabaja la tierra", defiende un agricultor de San Juan de la Maguana, donde el arroz es sinónimo de identidad.
Desafíos tras la estabilidad
Pese a los números verdes, el fantasma de El Niño acecha. Sin embargo, los reservorios de las presas de Hatillo y Rincón mantienen niveles óptimos para riego. "Tenemos agua, tecnología y sobre todo, voluntad", afirma Reyes Jorge, mientras en las factorías de Santiago, máquinas empaquetan el grano que llegará a millones de hogares sin subir la factura.